viernes, 29 de julio de 2005

Sácate uno

¿Un 5.8?. No sé, creo que me merecía un 7.0. Juzguen ustedes mismos.

Pelea por el autocultivo de marihuana

Sácate uno

¿Marihuana, marisana? Patidarios y detractores del uso terapéutico de la cannabis.Unos 8.000 volados y defensores de libertades demandaron en el Parque Forestal el derecho al jardincito propio de yerba.

Últimamente el olor a marihuana ha invadido los medios de comunicación. Los televisores, la radio, políticos, periodistas, en fin, todos aquellos que se pronuncian cuando hay algún tema en la agendilla. Como sea, el asunto suena, o se fuma quizás, pero lo claro es que ha introducido esa poderosa fragancia a pito hasta nuestras casas.¿Qué es lo qué está pasando? Al parecer todo comenzó con la abuelita cogollo, no sé si recuerdan. Fue por ahí por febrero, cuando la señora Maria Luisa Velasco cayó presa. ¿Por qué? Resulta que esta señora de buen pasar, ex mujer del ex senador demócrata cristiano, Juan Hamilton, que vive en una linda casa en Las Condes, tenía nada más y nada menos que 44 plantas de marihuana en su patio, en donde la señora dedicaba sus tardes libres a cuidarlas, conversarles y acicalarlas para que crecieran fuertes, sanas y bien voladoras.
La abuelita cogollo alegó que sufría de artritis y que se aplicaba cataplasmas de la hierba en sus huesitos para calmar el dolor, cuidados que a ella le parecían muy efectivos. Aunque también dijo que fumaba pitos desde hace muchos años y no tenía porque avergonzarse, ya que a su edad le importaba bien poco lo que dijera la ley. Sin embargo, ella y toda su familia se mantuvieron herméticos. En fin, la volada abuelita que pasó nueve días presa y debió pagar 100 mil pesos para salir en libertad, no está ni ahí con convertirse en bandera de lucha. Así, ha hecho tapita a todos los periodistas que han tratado de acercarse a ella y a todo tipo de organización pro marihuana. Al parecer, lo de Velasco es una causa personal, quizás le gusta fumarse sus pitos solita no más.Y ojo, que ella no es la única que ha debido enfrentar a la justicia por la hierba milagrosa. También está el caso de un hombre enfermo de Sida de iniciales R.D.J, de 41 años. Él, hace un tiempo atrás, se encontraba con sus amigos en un asado cuando repentinamente la policía descubrió en su casa unas 40 plantas, pero el hombre se defendió con todo y finalmente ganó en la Corte de Apelaciones. ¿Su defensa? “Consumo marihuana para calmar las náuseas y los efectos secundarios que me produce la triterapia”. A ver, vamos por parte.


Primero

Por una lado, está la defensa al autocultivo de marihuana por sus propiedades terapéuticas en el tratamiento de algunas enfermedades como cáncer, artritis, Sida, esclerosis múltiple y otras. Estas personas reclaman por la libertad de cultivarla e ingerirla para mejorar su calidad de vida y calmar el dolor. Pero cuáles son las reales propiedades terapéuticas, se preguntarán ustedes. El doctor de la abuelita cogollo, Mauricio Purto, es un defensor de su uso. Tratamos de localizarlo para CTN, pero andaba de viaje por las montañas (es un asiduo andinista). Así que extrajimos de entrevistas anteriores lo siguiente “la marihuana tiene efectos farmacológicos, comprobados científicamente y es muy útil para enfermos con tratamiento de quimioterapia, porque evita las náuseas, los vómitos y reduce la falta de apetito.” A su favor podemos decir que el debate existe y ha invadido círculos científicos, políticos e intelectuales en todo el mundo, y algunos países como España, Canadá, e incluso ciertos Estados en el conservador Estados Unidos, ya han dado luz verde al uso terapéutico de la mencionada droga.Pero no todos están de acuerdo. Algunos ya pusieron el grito en el cielo y no ven nada positivo en este intento de legalizar sus usos terapéuticos. Mario Ríos, presidente de la Asociación de Comunidades Terapéuticas, dijo a CTN que “la validez del uso de la marihuana es materia de estudios científicos, la marihuana no es inocua y hasta donde yo sé sólo un compuesto es el que podría ser útil para la generación de medicamentos, el THC9 ¿Y la metadona y codeína qué?”Su opinión sobre la posible despenalización del autocultivo fue bastante categórica: “para vivir en sociedad el ser humano tiene que aceptar las limitaciones de su libertad. ¿Y si hemos fracasado con el narcotráfico, también debemos legalizar la delincuencia?. Claramente no, ¿Por qué debo despenalizar el cultivo al 5% del país que la consume? ¿Qué pasa con el 94% de los Chilenos que no lo hacen?”


Segundo

Ya vimos la marihuana como terapia, pero todos sabemos que esta hierba tiene muchos seguidores, no precisamente por sus cualidades medicinales, sino que más bien por sus propiedades volátiles. La publicidad que generó la abuelita cogollo envalentonó a los marihuaneros y se pusieron a reclamar. Pero ¿Qué reclaman los volados de Chile? Que los dejen plantar tranquilos. Tan simple como eso. Quieren tener el derecho a plantar sus propias plantas y no gastar su dinero con los traficantes, o ir a meterse a las poblaciones para poder fumarse unos caños. Después de todo, dicen, es una droga blanda y sin ningún tipo de procesamiento químico. Así se termina con el microtráfico y con el negociado de unos cuantos narcotraficantes.Osvaldo, un asiduo fumador de marihuana y poseedor de varias matas, cuenta a CTN el porqué se debería despenalizar el autocultivo: “Porque me ahorro plata. Además, yo me pregunto ¿Por qué le tengo que comprar a otros locos si la tierra me da la droga?”.Consultado sobre las consecuencias de una posible despenalización responde: “De partida, fin del microtrafico de marihuana. Lo que se traduce en una disminución de peleas entre pandillas de narcotraficantes, muchos menos disparos en las poblaciones, muchos menos detenidos en las cárceles, etcétera.” Como se observa, Osvaldo, un volado de tomo y lomo, además de productor de su propia hierba tiene la película muy clara.

Y no crean que se quedaron en puro reclamar, ellos se organizaron y convocaron a una gran marcha el día 15 de mayo que se realizó en el Parque Forestal. La manifestación, que reunió a unas 8.000 personas, demandó el reconocimiento legal del derecho a cultivo de cannabis u otras especies vegetales productoras de estupefacientes o psicotrópicos para el consumo personal, su tenencia y su regulación para su uso terapéutico. Hubo una gran convocatoria de volados y también de gente pro libertades civiles. Y es que, últimamente, nos estamos llenando de políticas represivas. Ta, ta, ta, tan a continuación: no pueden fumar más en lugares públicos, a entrarse tempranito, las botillerías se las cerramos a las tres de la madrugada y los locales máximo a las cinco y a los que viven en Las Condes el alcalde, Francisco de la Maza los mandó a acostarse a las dos de la mañana, mediante ordenanza municipal y se acabó. ¡Ah! y la nueva ley de droga, ya saben a andar con los pitos armados, jamás con paquetes o si no los van acusar de microtráfico y el carabinero nunca comprenderá que son para consumo personal, o mejor dicho no te va a creer nada. Además, nunca queda en claro la cantidad exacta con la cual te conviertes en microtraficante o sólo te fumas tus pitos. Así que las esperanzas de que se despenalice el uso y autocultivo de marihuana en este escenario son muy pocas, ya que día a día las libertades civiles se ven disminuidas y las altas esferas políticas coartan los derechos ciudadanos.

miércoles, 27 de julio de 2005

No por favor

Un día negro, una jornada que marcará toda mi existencia (¿?); todos los hechos tienen sus consecuencias, unas veces buenas y otras veces malas, muy malas. Ayer acompañé a una amiga a hacerse un examen, el llamado test de VIH que recomiendan los médicos si tienes una vida sexual activa. Ella iba por simple curiosidad, yo por acompañarla. El radiante sol guió nuestro camino, nos hizo desprendernos de nuestros polerones y comprarnos un helado. No sé porque estoy escribiendo esto en mi blog. Por un lado se supone que es un diario de vida virtual, pero yo no lo tomo de esa manera. Porque la esencia de un diario de vida es su sentido íntimo, su carácter privado y su lejanía con ojos ajenos. Pero no, el blogspot se transformó en un confidente anónimo, en una lectura abierta para quién quiera perder tiempo y leer textos de novatos. En este espacio escribo y lo usaré para gritar al mundo. Arriba de la micro no nos imaginábamos lo que podía pasar, reíamos, conversábamos y aprendíamos mutuamente. Cuando más aprendo es cuando converso. Llegamos a la clínica donde supuestamente nos esperaban, mejor dicho la esperaban a ella. Yo sólo actuaba como escolta de la damisela. Nos recibió una enfermera demasiado simpática, creo que en sus escuelas les enseñan a ser simpáticas, y muy linda. Sus medias blancas no dejaban de llamar mi atención y su vestido también color nieve hacía que me la imaginara como una virginal escolar. Me estoy tomando las cosas demasiado light. Repentinamente la enfermera linda me invitó a hacerme el examen. Pensé: “que de algo sirva la hora que nos escapamos de la U”. Acepté de inmediato. Me sacaron sangre y nos dijeron que mañana pasáramos a retirar los resultados. Nosotros lo tomamos a la chacota, a pesar que los resultados de dichos sobres eran cruciales. Martes 26. Capeamos la media hora de clases a la cual le adjuntamos nuestro tiempo para comer y emprendimos rumbo a la clínica. La misma enfermera, si bien se mantenía simpática y exquisita, el trato para con nosotros era de una cierta distancia y frialdad. Blogspot culiao. El miedo se estaba acercando. Llevó a mi amiga a una sala especial. Pasaron 5 minutos y salió sin novedad. Posteriormente me invitó a acompañarla a la misma sala. Ahí fue. Me preguntó si conocía la enfermedad. Obviamente dije que sí. Se venía lo peor. Me dijo que existían dos tipos de enfermos. Ahí ya no aguanté más. Le pregunté directamente si yo tenía o no tenía el síndrome. Me dijo que sí. Quería que eso fuera una pesadilla, quería escuchar la alarma de mi teléfono, quería ver cámaras escondidas, quería enterarme que era una broma, quería morir. Voy a morir. Se me vino el mundo encima, las lagrimas comenzaron a brotar instantáneamente de mis ojos. La enfermera se acercó a mi lado y me abrazó. Me dijo un par de palabras en las cuales no presté mucha atención. Pensé en papá y mamá. No quería verlos llorar. Sabía que me iba a morir. Pensé en la tumba con mi nombre que busque en el cementerio el día sábado. Quién iba a decir que mi tumba la encontraría en un mísero sobre de papel. Leía mi muerte, leí el informe que va a hacer cambiar mi vida 180°. Pensé que nunca más iba a poder tener sexo, también culpé a mi conducta promiscua por hacerme esta canallada. Culpé a mi instinto animal de meterme con cualquier mujer, culpé a mi escasa fuerza de voluntad, culpé a mi irresponsabilidad, me culpé a mi mismo. Quería saber quién me había contagiado. Últimamente no he sido muy cuidadoso, puede haber sido cualquier chiquilla. Quizás me transformé en un asesino al ensuciar la sangre de otra mujer con mi mal. Pensaba muchas cosas. De pronto llegó un tipo con bata blanca, un doctor especialista en la enfermedad. Me decía que me tranquilizara, cosa que yo no podía, veía en la cara de la enfermera y el doctor los rostros decepcionados de mamá y papá. Seguía llorando. Entró también mi amiga, al abracé fuertemente porque necesitaba sentir alguna cercanía. Aunque no fuera sanguínea. No podía dejar de pensar en mi sangre infectada. Dijeron que iban a llamar a mi casa. Me negué, yo tenía que contarles. Después de casi dos horas me dejaron ir y me aconsejaron que no cometiera ninguna locura. Mi amiga no me quiso dejar solo, yo lo quería estar, pensó al igual que los profesionales de la salud que podía cometer alguna locura. Se ofreció a acompañarme a mi casa, también me negué. Pero ella insistió y dijo que por último iba a caminar detrás de mí. Llegamos a la esquina de mi calle, le dije que se fuera que ya había hecho lo suficiente. Veía como se truncaba mi carrera universitaria, todos mis sueños, una familia, los hijos, todo se iba a la mierda. Abrí lentamente la reja de mi casa, quería despertar de ese mal sueño. No tenía las fuerzas para contar la verdad. ¿Qué pasó por tu cabeza mientras relataba esta historia?. Si lees esta historia, ficticia por lo demás, me gustaría que dejaras algún comentario por favor. Me gustaría saber que ibas pensando a medida que leías el texto.

domingo, 24 de julio de 2005

Ciudad general. Parte 2


Mi enfrentamiento con el más allá nunca ocurrió. No ocurrió ni más allá, ni más acá. Así que mejor escapé del agujero repleto de muertos, o por lo menos lo que queda de ellos. Tanto temor que le tenemos a la muerte, a pesar de que nunca nadie, pero nadie ha estado ahí y nos ha relatado su experiencia. Verdad que Jesús resucitó. Se me había olvidado que el guía espiritual y gurú de muchos (sin olvidar al mediático Bonvallet), volvió de la muerte al quinto día y conversó con sus apóstoles. Pero lamentablemente el muy imbecil no nos dijo nada. Sólo se encargó de profetizar a sus domados apóstoles y convencer a la manga de ingenuos que lo rodeaban. Ojalá el próximo que resucite se haga un blogspot y nos cuente como es la muerte. Volveré al cementerio será mejor. Prendí mi segundo cigarrillo y me dediqué netamente a mirar, quise sentarme, pero si lo hacía no me paraba más. Quería que sucediera algún suceso paranormal, ya sea una persona que me hable y después desaparezca, una niña vestida con traje de primera comunión, que me preguntara la hora mi abuelo muerto y nada, nunca paso nada. Sólo gente viva (viva y no via´). Me faltó un compañero para sacar fotos chistosas, perdónenme los católicos pero busqué la estatua de alguna virgen para punteármela e inmortalizar ese momento con un flash. Te salvaste virgencita, pero ya te encontraré. Me sacaba los anteojos y se los ponía a las estatuas. Una salió muy buena, parecida a la foto de Pinochet cuando derrocó a nuestro presidente Allende. Ahahahaha... encontré la tumba de la familia Pinochet, para mi desgracia no era la tumba del viejo asesino. Ya morirás. Seguía obnubilado con la majestuosa construcción de los mausoleos. También mancillé la memoria de un difunto, ya que robé sus flores frescas y las dejé en otra tumba. De puro maldadoso que soy no más. Seguía sacando fotos y la gente me miraba con desconcierto. Supongo que pensaban: “¿Y este weon qué se cree?”. Pasee por los recovecos más escondidos del cementerio, por los lugares donde la luz solar llega tarde mar y nunca, donde la humedad es la única amistad de los olvidados aposentos inmortales. Me di cuenta que el campo santo tiene vida propia, es un ecosistema por si solo, es una mini ciudad. Me recordó mucho a los castillos feudales, donde había calles, comercio, habitantes, todo dentro de cuatro paredes. Nuestro cementerio es Camelot y el administrador pasaría a ser el Rey Arturo. Yo por supuesto sería Lancelot, lastima que mi princesa de seguro está muerta. Y en vez de espada mi arma es mi cámara y mi lápiz. Llegué al mausoleo de la comunidad china... bonita la wea. Pasé y me quede mirando mucho rato una construcción con aires japoneses, después me acerqué y leí la inscripción que decía algo así como: Yamamoto Kasaki. En conclusión la construcción no tenía aires japoneses, era japonesa. Hablé con un guardia y le pregunté dónde quedaba la sepultura de Gladys Marín, me respondió que no estaba enterrada en ese cementerio. Plop. Entonces consulté por algún muerto famoso y me dijo Salvador Allende. Filete. Sigue por Dávila y párate en O´higgins, ahí está la tumba del caballero, fueron las instrucciones del guardia azulado. Me pasé, me perdí, me estaba cansando de caminar sin rumbo. De pura casualidad encontré la tumba del doctor. Ahí si que estuve un buen rato. Le saqué muchas fotos, leí algunas de sus últimas palabras, me paré en su tumba mirando al horizonte para experimentar la visión que tiene el presidente muerto. Y me saqué una foto solo. Al final de dos horas y cuando el sol me estaba dejando para dar paso a la luna, decidí marchar. Caminé hacía la cordillera y me perdí. Ahora de verdad estaba perdido. Gracias a una amable señora encontré la salida, y a pesar de mis irrefrenables ganas de orinar, igual me compré un jugo. Estaba que me meaba y también tenía mucha sed. Así que opté por que mi vejiga aguantara. Prendí otro cigarro y llegué sin novedad a mi casa. Igual fue entretenido mi paseo en solitario por el cementerio, fuí el gran bufón de los muertos.

Pd: En esta entrada inauguré la publicación de algunas imagenes que acompañaran todas las historias, inventos, mentiras u opiniones que se dejan caer en este blogspot.
Alabado sea el blogspot.

sábado, 23 de julio de 2005

Ciudad general

Ambiente húmedo era el que dominaba el sector. Quizás era por la época del año en la cual estamos, pero según era gracias a la gran cantidad de flores. Nunca había ido solo y la única vez que acudí fue hace muchos años. Tomé mi mochila, un libro, mi cámara y enfilé hacía Recoleta. Mi intuición fue certera, así que me baje justo en el lugar indicado. Los diversos puestos con flores me daban indicios que estaba en el lugar correcto. Pasillos que empequeñecen la vereda dejando mínimos espacios para transitar. Las baldosas sueltas de la calle sonaban mojadas, tal como si pisaras un charco de agua. Jesús se convertía en el guía turístico de mi tour y con su mano derecha me indicaba la dirección. No le creo a Jesús pero esta vez le hice caso. La entrada la reconocí de inmediato mi gran afición a la televisión y mi memoria visual ayudaron demasiado. Comencé a caminar entre grandes mausoleos familiares semejantes a casas tipo DFL, automóviles pasaban a mi lado, personas con flores observaban mi solitario caminar, mientras veía sorprendido esas majestuosas construcciones. Saqué mi cámara, los disparos sobre tumbas se convirtieron en una ráfaga de flashes. Una estatua de una virgen, mi pasión por el celibato femenino creo yo, fue la primera victima del lente. Blanco y negro serán la totalidad de las fotos, supongo que las dotaran de un aire medio tétrico. Ya cámara en mano mi caminar se veía interrumpido por las constantes pausas en tumbas y nichos. Bustos, dedicatorias y flores frescas llamaban mi atención. Infería que las flores frescas son sinónimo de una visita reciente. Doblaba el cuello para admirar las diversas arquitecturas fúnebres que decoraban el lugar. Una pequeña me acusó a su mamá por estar sacando fotos. Cuando la señora dio vuelta su cara le saqué mi lengua a la niña metiche. Dicen que las fotos roban el alma, pero qué alma le podría usurpar a personas muertas, así que dejé de pensar en ese argumento.
El recorrido me llevó a tumbas de bajo presupuesto o al sector D del campo santo. Porque no hay duda de que el patio de los mausoleos pertenece al nivel socioeconómico ABC1. Hay una calle que cumple el rol de plaza Italia en Santiago, es decir separa a los de arriba con los de abajo. Si nuestra capital es de contrastes, nuestro cementerio general no se podía quedar atrás. Vi a mucha más gente visitando a sus muertos en la parte menos pudiente. Le comenté eso a mi papá y él me dijo: “Es que los que tienen plata pasean po´... van a la nieve, a gastar su dinero, etcétera; en cambio los pobres van al cementerio. No veis que la wea es gratis”. Puede ser, pero prefiero pensar que las personas con menos dinero no son tan desmemoriadas. Démosle algún crédito a los deudos presentes. Un frío tremendo inundaba las calles. Las alturas del eterno descanso bloqueaban los rayos solares que acompañaron mi decisión por pasear entre los muertos. Se me pasó por la mente buscar alguna tumba que tuviera inscrito mi nombre y mi apellido lamentablemente no la encontré. Igual hubiera sido entretenido ver mi nombre ahí. La habitación permanente de los pobres son mucho más coloridas, las cruces están adornadas con llamativos colores y se hacen estetizar con banderines, globos y pequeñeces varias. Para mí es de mal gusto. Subí a muchos nichos para tener una visión aérea del territorio, pero me quedé pegado viendo a la gente.... viva. No tenía nada de susto, y como dice el viejo adagio: “Son más peligrosos los vivos que los muertos”. Exacto. Me sumergí en la soledad de la muerte y experimenté en carne propia los avatares de ser un occiso, como diría mi amigo paco Marcelo. Bajé a un mausoleo con la puerta abierta enfrentándome cara a cara con la caravela con asadon.

-Queda un poco-

jueves, 21 de julio de 2005

Territorio abierto

Huf... ke estoy kansado... wena la pichanga”, “Hoy a carretiar”, “Te amo muxo”, “La vida es una utopía que atormenta mi ser”, etcétera, etcétera, etcétera. Esas son muchas de las frases que leemos cada vez que abrimos nuestra sesión de messenger. Un pequeño espacio que sirve de desahogo para todos aquellos que tienen la posibilidad de comunicarse vía internet. Palabras que das a conocer a todos tus contactos, palabras que no necesitan una segunda lectura, palabras que muchas veces traen consigo un submensaje, palabras que sólo tienen un destinatario, palabras que dedicas a alguien que nunca las leerá, en pocas palabras tu nickname. Me imagino que los creadores de este vicio virtual nunca se imaginaron que el lugar donde presuntamente iría sólo un nombre se convertiría en un libro de posibilidades. Hasta que por fin se les encendió la ampolleta y vieron en esa línea todo un campo por explorar. Ahora tienes la opción de escribir un mensaje que sólo leerán los contactos, es decir no aparece en tu ventana de dialogo; también puedes dar a conocer al mundo la música que llega a tus oídos; existen triquiñuelas para hacer más llamativo tu mensaje, ya sea de determinado color, creando así unos nicknames interminables parecidos a un jeroglífico. Creo que todos han visto unas inmensas lecturas que traen cuadrados, signos gatos, el signo peso, paréntesis, números varios y después de toda esa maraña viene recién algo con coherencia (en algunos casos). Las declaraciones de amor, eso de gritar al mundo lo feliz que estás, querer decirles a todos que tienes mina, mandarles mensajes a tu pareja mediante el nick de esa forma eres cariñoso. En muchas oportunidades se puede observar las acción que están realizando tus contactos en el preciso momento, como por ejemplo: “comiendo frutillas”, “haciendo un trabajo. No webiar”. O también una acción próxima a ejecutar: “Vamos al carretito”, “¿cómo estamos para el partido?”, “Voy a ir donde mi amorxito”y muchas más. El pasado es recordado de igual forma con frases como: “Fue rico estar contigo hoy”, “que buena la tocata”, “me fue la raja en la prueba”. La filosofía no se escapa del noble espacio inmaterial ya sea en: “El ser humano es frágil apoyemos la vida”, “Sentimientos van más allá de lo que pueden demostrar” y un sin fin de frases mamonas. El robo indiscriminado de letras de canciones hacen que te veas más cool. Tus aficiones se hacen presente en el nick con “Grande Colo-Colo”, “Dios es amor”, “Pinochet muere”, “no comas carne”. Hay muchas más. ¿Te sentiste identificado con alguna?.

domingo, 17 de julio de 2005

En el paraíso

En febrero de este año fue la última vez que te vi. Atinamos. Escapamos de la fiesta con la excusa de ir comprar algún bebestible, a pesar de que el anfitrión tenía los suficientes. Lo nuestro siempre se dio en el anonimato, salvo contadas excepciones. Tú tenías tu circulo de confianza que sabían de mi existencia y yo tenía mi cofradía que estaba en conocimiento de mis secretos. Nos besamos mientras caminábamos. Fue cuando dijiste que estabas pololeando, de nuevo salía a la luz mi afán por las mujeres comprometidas. No le di mucha importancia. Todos en el carrete se dieron cuenta de los motivos de nuestra fugaz escapada, después no nos importo y lo hicimos de conocimiento público. Esa noche alguien te preguntó que significaba yo para ti: “Tenemos algo especial”, fue tu respuesta. Certera por no decirlo menos. Y eso que yo no estaba presente cuando lanzaste esas tres palabras al aire. Tu insistencia por tenerme era grosera, no lo disimulabas en lo más mínimo. También quería tenerte pero no estaba muy decidido. Tus reiteradas caricias en mis uñas fueron la tónica diaria. Las copas de más afloraban de inmediato tu instinto carnal por estar a mi lado. Ante mi negativa elegiste a otro. Eso fue lo que detonó mi deseo por besarte, tocarte y olerte. De nuevo la conjunción de alcohol y drogas dieron la pauta animal por relacionarte con el entorno. Nuestro primer beso vino acompañado además de nuestro primer manoseo descarado, nuestro primer manoseo descarado vino acompañado además de nuestro primer ensamblaje natural. Conocía todo cuerpo. Mis manos y mi boca no necesitaban mapa para explorar los confines más recónditos de tu cuerpo. No había brújula que se comparará con la orientación intrínseca de mi conocimiento. Sabía de todas tus curvas, de todas tus imperfecciones, de todas tus marcas, de todos tus relieves. Un día de navidad sonó mi teléfono. Eras tú requiriendo de mi compañía. Fue una tarde genial. Besé el cien por ciento de tu cuerpo, sentí recorrer tu boca a través de mi ser. Sin embargo, unas de mis partes favoritas era la conversación que manteníamos después de declararnos amor eterno. Una declaración que ambos sabíamos era ficticia. Conversar, reírnos, besarnos, tocarnos y hacerlo. El verte dormir en mi pecho con mi brazo acogiéndote y brindándote protección me hacía sentir conforme. Los cariñosos toqueteos en mis brazos, manos y pecho me conmovían de sobremanera. Me aburrí de escribir.

sábado, 16 de julio de 2005

Uno

Cada vez que camino a comprar el pan para tomar desayuno me prometo que reduciré la cantidad de cigarros por noche de farra. Mi garganta ya no aguanta más. El dolor matinal hace que me arrepienta haber tomada tantas veces el encendedor, haber apagado tantas veces el cigarro casi quemándome los dedos. Trato de regalonear a mi garganta rodeándola con las mejores bufandas del mundo, esas que mi mamá teje con tanto cariño. Pero pienso que quizás debería liberar a la garganta, dejar que el pasillo entre boca y estomago tomara un poco de aire. Ese mismo aire que contaminé con humo maligno de tabaco. Creo que la garganta se siente aprisionada bajo la lana de las bufandas, necesita respirar fragancia invernal. Lastima para ella. La fragancia invernal es demasiado fría para mi cuerpo. Ya vendrán otras oportunidades humeante garganta. Esos cigarros nocturnos mezclados con el alcohol me pasaran la cuenta. Horas y horas en el gimnasio se van a la basura, siento que mi ida al gym es sólo para paliar la culpa de mis vicios. Cada vez que veo los comerciales de Cachantún me reflejo en la figura atlética del spot. Yo soy el que sostiene la botella con agua mineral y muestra al mundo sin tapujos mi esbelta figura. Pamplinas. Voy al gym también para conocer chicas lindas. Cuando estaba en la universidad escuchaba como mis compañeros más pudientes relataban sus historias de gimnasios. A lo mejor por eso voy. Lo quiera o no tengo un sentimiento arribista y de ascensión social superficial. Veo a mis nuevas amistades, escucho las “r” de sus apellidos y supongo que subo en la escalera. A decir verdad no sé porque diablos voy. Siempre compro pan en el mismo lugar. Estoy muy seguro que no es por que me guste su sabor, sino más bien es por continuar el coqueteo con la empleada de la panadería. Tarde o temprano la llevaré a la cama. Es una chica vulnerable, se nota por su forzada pronunciación de la letra “s” derivando toscamente en un seseo. Ya una vez me contó que tiene 21 años, imagino que ya no arrastra la bolsa del pan. No podía ser más certero el refrán. Generalmente nuestros diálogos de reducen a cuánto pan llevaré. Sabe que no me gustan las hallullas. Ya me conoce un poco. ¿Pensará en mi?. La primera vez que fui me trato de “usted”, todavía lo recuerdo. Y con lo que me molesta eso del “usted”, hace que me sienta más viejo y son sólo 10 años los que nos separan. He tenido la delicadeza de no ir a comprar acompañado de Valentina, espero que la muchacha piense que soy soltero. “Hola. ¿Cómo estay?”. “Bien. ¿Y tú?”. Por lo menos me tutea, eso quiere decir que ya estamos en el mismo nivel. Sin embargo ese “” todavía lo noto un poco temeroso, carente de armonía interpersonal. Después que me entrega el pan siempre me quedo viendo con qué lo podría acompañar. Cada vez que salgo del negocio digo: “El acompañamiento del pan lo pensaré en el camino, así no pierdo mi tiempo dentro del local”. Pero analizando la situación, si pensara el complemento de la marraqueta antes, vería a la muchacha mucho menos. Así que mejor no. Pido siempre lo justo, para que la chica infiera que vivo solo. ¿O tal vez piense que soy un tacaño?. “Dos laminas de jamón planchado por favor”. Decir torrejas suena ordinario. Veo sus brazos con bellos sumamente claros, que sólo se notan por mi minuciosa vista al observarla. Vio mi atención en sus brazos. “Lindos brazos le digo”. Me gusta hacerla sentir incomoda. “¿Algo más?”. “Tú”, me gustaría decirle, pero mejor vamos tranquilo por las piedras. Todavía mantiene el color rojizo a causa de mi comentario. Me gusta eso, me siento en superioridad en el coqueteo, llevo las riendas y dirijo la carreta. “Ehm. Una cajetilla de 20 por favor”. Ella sabe los que fumo. Me conoce más de lo que yo creo. “Chao. Nos vemos mañana”. Me encantaría encontrarla en otro lugar, sacarla de su rol de vendedora de boliche. Mejor prendo un cigarro.

viernes, 15 de julio de 2005

Viejito, viejito bueno

Puede que Cindy Crawford haya tenido su apogeo mediático a principios de los años 90. Años en los cuales todavía me comía los mocos y mi única preocupación era jugar. Pero de todas formas esa mujer se ha sabido mantener y no hay duda que debe tener un pacto con el diablo para conservar esa figura y ese rostro angelical que envidia cualquier fémina. Si caminara por Ahumada tengan seguridad que el 90% de los hombres daría vuelta su cabeza para observar su pasar. El 10% restante no lo haría porque quizás es gay. No es explicable como puede preservar ese encanto, ese carisma y esa soltura. Cuando la vi en las noticias me acordé inmediatamente de la mamá de Seth en la serie The OC. Kelly Rowan, otra mujer cercana a las cuatro décadas que fácilmente desplaza a una pequeña de 18 años. Experiencia, belleza y encanto son los ingredientes perfectos. Sigamos con Cindy. Estaba en la bolsa de comercio de Santiago revolucionando a todos los “yupies wall street” chilenos, haciéndolos perder la compostura y desabrochándose el apretado nudo de la corbata. Cindy es de otro planeta. El mundialmente conocido lunar pegado a su labio trastorna a cualquier mortal masculino heterosexual y minimiza el rasgo similar de nuestra Maria Elena Sweet. Es que no hay comparación. Ripley supo aprovechar el fenómeno Crawford contratando a la modelo para convertirse en la cara de la tienda. Un golazo de media cancha como dirían los octogenarios periodistas deportivos. Se veía rodeada de empresarios cincuentones que afirmaban su mandíbula con la mano para no manchar a Cindy con saliva. Observaban boquiabiertos la altura, desplante y magnificencia de la ex de Richard Gere. Aunque no lo crean ese maldito canoso tuvo la suerte de acostarse con la diosa. Y todo por hacer un par de películas. Los ejecutivos de la tienda posaban para la foto, la bolsa estaba atiborrada de periodistas y un sin fin de curiosos. Pero a Cindy le era indiferente, debe estar acostumbrada a causar tal revuelo. Dijo un par de palabras de español como: “Yo amo a Ripley” o algo así y los empresarios ya aplaudían dichosos. Recibió un ramo de flores y comenzó a repartir besos a todos los que la rodeaban. Yo creo que pensó: “¿Y para esta wea me pagan millones? ¿Quién entiende a estos países subdesarrollados?”. Pero faltaba la guinda de la torta. Mientras besaba a quién se le pusiera por delante, un pequeño anciano vestido elegantemente estira la trompita y le dio un beso en la boca a Cindy. ¡UN BESO EN LA BOCA A CINDY!. No puede ser. Según supe más tarde aquel afortunado abuelo es el patriarca de la familia dueña de Ripley. Es decir, El Capo. Labios ya secos por naturaleza tuvieron la suerte de tocar ese manjar olímpico. Me imagino que el tata no olvidará nunca ese momento y sus más púberes nietos lo envidiaran de por vida. Bueno, yo también envidio al viejo. Besó en la boca a Cindy po´. Creo que me equivoqué de profesión e inmediatamente cambio mi pupitre a la carrera de ingeniería comercial. ¿Quién sabe? A lo mejor en unos 50 años más ande por ahí besando a modelos de renombre mundial a vista y presencia de todos. Definitivamente me cambio de profesión.

jueves, 14 de julio de 2005

Verónica

Cierta vez un periodista de “La Nación Domingo”, Pablo Basadre, escribió una columna dedicada por entero a Mónica Pérez. Ella es otra periodista que cautivó y vuelve loco al creador de aquel texto. Plagiaré de manera sucia su idea y también haré mi declaración de amor. Pero no ofreceré mi compañía a la señorita Pérez, sino más bien regalaré mi corazón a Verónica Schmidt. Otra periodista que robó de forma descarada toda mi atención. Parece que las relaciones dentro del gremio están a la orden de la carta. Desde que empecé a estudiar periodismo puse especial detalle en los comportamientos de los reporteros que hacían despachos en vivo para los noticiarios. Fijaba mi interés en su forma de presentarse frente a la cámara, la manera en cómo ocupaban su lenguaje no textual, la mirada que transmitían hacía el espectador, la libreta que tienen en sus manos (en algunos casos), el nudo de la corbata de los hombres y el escote de las mujeres, en fin. En la puesta en escena completa del comunicador. No sé por qué lo hacía, pero lo hacía. Un día mientras realizaba el trabajo de inspección a los noteros te vi. Todo lo que se encontraba alrededor de ti desapareció. Los abogados que se pasean en tribunales, los curiosos en frente de la cámara en un accidente de transito, los hinchas que apoyan a su equipo en el estadio, los sujetos que hablan por celular y saludan a la tele, todo se desvaneció y pasó al olvido. Tú te mantenías en primer plano mirando fijamente mis ojos, con una profesionalidad envidiable y una frialdad y/o naturalidad que me gustaría tener. No transmitías ni una pizca de nerviosismo, informabas con total dominio el tema en cuestión. Tu piel morena armoniza los colores de la pantalla, ese tono cercano al caoba sobresale de forma inmediata llegando hasta el living de mi casa. Escapa de la televisión y se instala frente a mi mirada envolviendo por completo mi ser. Una tonalidad no capturable en solariums, más bien perteneciente a tu esencia a la cual nadie puede aspirar, ni siquiera imitar. Ojos rasgados occidentalmente, es decir no tienes la rasgadura visual típica de los orientales, sino que tus ojos se “achinan” sutilmente dotando de una armonía occi-oriental a tu hermoso rostro. De igual forma actúan de manera hipnotizadora. Tu naturalidad frente a la presión de los que te miran es destacable. Tienes toda la información en tu mente, no se te olvida nada, dices las palabras justas en el momento adecuado. Toda una profesional. Te imagino contándome una noticia en algún bar, bebiendo ambos un vodka naranja (quizás tú un cosmopolitan y yo un whisky a las rocas... Tú en el papel de Carrie y yo jugando el rol de Big), sosteniendo el cigarro en la otra mano. Olvidas lo que te circunda y te abocas sólo a tu labor. Por eso te admiro. Todavía recuerdo cuando un notero de CQC, Iván Guerrero, te jugó una broma cuando trabajabas reporteando uno de los tantos locales de rendición de la ya extinta PAA. Sin duda enalteció tu afán por la noticia y lo jugada que puedes ser. Quise golpear a ese bufón. Está prohibido molestar a las princesas. Y tú eres una. Lo único que lamento de los despachos en vivo es su toma. Puesto que sólo enfocan la mitad de cuerpo privando al espectador de la imagen celestial de tu figura. Una vez te vi en vivo y en directo, te vi en carne y hueso. Nunca lo olvidaré. Los pantalones de tela ajustados a tu corporalidad desataban la envidia de todas tus colegas, ya que acaparabas la atención y admiración de todos los periodistas del lugar. De hecho pones incómodos a tus entrevistados que no dejan de observar a tan preciosa periodista. Ahora emigraste de Chilevisión para dejar caer tu belleza y capacidad en Tvn, serán más los dichosos que podrán contemplarte De Arica a Punta Arenas, e incluso al extranjero por la señal internacional. Con seguridad nunca leerás esta declaración pero de igual forma necesitaba gritar al mundo mi amor por ti. Y ya lo hice. Verónica espérame que algún día trabajáremos juntos y nos iremos a comer y reír de nuestro trabajo. Juntos.

martes, 12 de julio de 2005

Pacatos y Tercermundistas

En el programa “El Termómetro” había cuatro personas debatiendo sobre la venida a Chile del grupo de Death Metal Deicide. Banda que no es de mis gustos musicales. La cosa es que había un músico, Dennis Malebran de Saiko; un escritor de libros relacionados con sectas satánicas; un diputado derechista y un chascón con pinta de metalero. El cuarteto “representante” de la sociedad chilena entregaban sus diversos puntos de vistas sobre el tema en cuestión. Como es sabido Deicide goza de una estética netamente satánica, con claras alusiones a un encanto diabólico. Letras que sugieren una clara oposición a la religión del padre de Jesús. También salió a la palestra el caso de Rodrigo Orias, el muchacho chascón que asesinó al padre Faustino Gazziero en plena catedral de Santiago. Este joven es fanático del grupo y muchos afirmaron que fue influido por las letras de la banda para cometer el homicidio. Desconociendo totalmente su carácter de enfermo esquizofrénico, por ende portador de trastornos mentales. O sea, la música de Deicide incentivó a Orias a matar. Un razonamiento estúpido por no decirlo menos. Era como cuando los yankees idiotas culpabilizaron a Marilyn Manson por la masacre ocurrida en la Columbine. Puede que las letras de muchos grupos rocen con mensajes diabólicos, pero tienen que entender que son una metáfora, que hay que saber leer entre líneas y no idiotizarse inmediatamente con las palabras que escapan de la mente de los cantantes. No puedo creer que existan agrupaciones que quieren prohibir la entrada al país al grupo. ¿Eso es libertad?. Obviamente tienen su derecho a reclamar y todo, pero no pueden dirigir los comportamientos de los demás seres humanos que vivimos dentro de la frontera. Me molesta en demasía la actitud paternal de ciertos círculos religiosos y el todavía afán evangelizador extinto. No jodan por favor. Sus biblias, sus santos, sus iglesias, sus rituales, sus sacerdotes, sus feligreses, me molestan. No me rijo por sus condiciones. Si fuera fans de Deicide me gustaría estar en su concierto, yo no los digo que acudan a sus tontas misas, no les prohíbo que paguen sus incomprensibles mandas, no les ordeno que dejen de rezar. Con respecto al caso de Deicide y su fijación satánica tengo una sola opinión. Cristianismo y Satanismo la misma estupidez en diferentes caras de la moneda. Y como leí en el nick de un amigo: “Sé que nunca creí en ti, pero si en verdad estás en el cielo... Ayúdame Superman!”

lunes, 11 de julio de 2005

El anonimato a la indiferencia

Soy sólo una sombra que sigue tus pasos. Miro con melancolía tus oscuras huellas plasmadas en el suelo gracias a pequeños rayos solares que el invierno no logra obstaculizar. Sigo con mi mirada tu caminar, acompaño tu silueta hasta el horizonte o hasta donde mi visión me lo permite. Me desespero los días que no te veo. El sólo observar la figura de tu cuerpo quita la ansiedad por el suicidio. Yo te veo, pero tú no me ves. Me escondo tras rejas, tras cortinas, tras personas para lograr siquiera mirarte por un segundo. Conozco tu rutina a la perfección, no es algo enfermizo, sino más bien el acostumbramiento por acompañar tus actividades. Gozo cuando te veo reír con tus compañeras, trato de imaginar que ríes con algún chiste mío, eso me hace muy feliz. Si levantas la mano para dar una opinión, no me cabe duda que será algo muy asertivo. Tu inteligencia también me seduce. Tengo miedo de que lo nuestro- ¿existe lo nuestro?- se transforme en una obsesión, de esa forma moriría la ilusión. Te veo pasar por fuera de mi sala y sin reparo alguno busco una excusa mental para salir del aula, sólo con el fin de mirar tu caminar. Ya que el trasladarte de un lado a otro no es al azar. La manera en como mueves tus caderas convierte la sensualidad en una característica única de tu persona, el aura de tu magnificencia deja una estela de kilómetros de longitud, el ir y venir de tu cabello se cambia por una cascada que pide a gritos mi buceo y el olor de tu cuerpo me lleva a la mente las imagenes de Pepe Le Puf hipnotizado por el aroma de su gatita. Sé muy bien que ignoras de mi existencia lo cual me da esperanzas de ser la media naranja que todavía no encuentras. Quiero mirarte a los ojos mientras conversas conmigo sobre cualquier cosa, quiero ver como mueves tus labios mientras te diriges a mi, quiero ver como agitas tus manos mientras reafirmas tu acertada opinión, quiero mirar cada vez que pestañeas y observar con atención como tus pestañas van de arriba hacia abajo, quiero escuchar como inhalas y exhalas aire para continuar con tus bellas palabras, quiero anotar mentalmente los términos nuevos que me enseñes, quiero oír tu carcajada frente a alguna opinión llena de ironía y sarcasmo de mi parte. No quiero que llegue el momento en que cierre mis ojos y ya no te vea más. Prefiero que nunca me conozcas, sino puedo ser tu complemento. Asumo vivir en la clandestinidad de tu memoria, a ser sólo un sujeto más en tu vida. Porque, robando un verso de Kase-O, soy un adicto al amor platónico y al placer de la nostalgia cuando estoy solito.

domingo, 10 de julio de 2005

Muerte con total naturalidad

08:25 del jueves por la mañana. Salgo de la ducha y lo primero que hago es prender la tv, para así actualizarme del acontecer nacional y mundial. Cuando los primeros monos comienzan a desplegarse en la pantalla de la caja idiota veo mucho ajetreo en las calles de Europa. Tipos con parkas amarillas, personas en camillas, ambulancias por doquier. En el generador de caracteres del canal de turno leí: “Ataque terrorista en Londres”. Pensé que ayer esas mismas personas que veían como sus familiares podían ser una de las tantas victimas celebraban eufóricas la obtención de los Juegos Olímpicos del 2012. De dulce a amargo en menos de un bombazo, o varios como se confirmaría más tarde. Y eso fue. Vi la noticia, pensé en las festividades del día anterior, recordé el ataque a la estación Atocha en Madrid y fui a prender el hervidor eléctrico para tomar mi té. Así como así, con toda la tranquilidad que implica preparar mi desayuno. Comía mi pan tostado con palta, sorbeteaba mi té y cuchareaba mi cereal, mientras en la televisión rescataban heridos del Metro inglés, contabilizaban muertes y buscaban culpables. Y no era una película. Lo que me cuestioné en el camino a la universidad es mi serena actitud frente al hecho, es decir ya no me sorprende ver ese tipo de hechos en los noticiarios. Quizás ya estamos tan acostumbrados que nada nos sorprende. Eso es lo que me asusta. Nos es usual ver como bombardean países a la hora de almuerzo, vemos a lo lejos pueblos destruidos y vemos a lo cerca nuestra comida. O sea, nuestra atención inmediata está focalizada en el plato que está en encima de la mesa y en un horizonte más amplio observamos muerte y destrucción con total naturalidad. Una mala costumbre creo yo. No puede ser que los asesinatos nos sean indiferentes y tomemos estos hechos como los goles del campeonato nacional. Me da miedo que aprehendamos e interioricemos eso. Esos son los verdaderos realities show, y lamentablemente sólo lo tomamos por eso, como un simple programa de televisión que pasan por las noticias. Y cuando terminan las noticias, también se acaban las muertes. En África muere un niño cada tres segundos, muere de hambre, de hambre !. ¿Y qué hago yo?. Pierdo mi tiempo escribiendo en internet. ¿Y qué haces tú?. Algo mucho peor, ya que lees la estupideces que escribo. En pocas palabras no hacemos nada.

Pd: Mientras leías la wea que escribí murieron 31 niños en África.

viernes, 8 de julio de 2005

El día D... y final

Después de disfrutar su dulce sabor bucal y la forma en como tocaba mis manos, me sentía muy bien acogido. La luz que emanaba de su mirada envolvía todo mi ser acrecentando las ilusiones de emparejarme. Como todo un caballero la acompañé hasta su casa , mientras recorriamos las calles del barrio mostrando indiferencia al entorno llegamos a la puerta de su palacio. Bajé de mi corcel y tendí mi mano para recibirla en tierra firme. Los dragones y ogros quedaron en el camino, así mi espada se mantuvo firme y serena en mi espalda. Cuando iba a darme el beso de despedida para convertirme nuevamente en sapo, ella dejó caer unas palabras que atravezaron mi armadura. "Te tengo que contar algo". Me imaginaba con la espada del enemigo en el cuello. "Dime no más", dije. "Es que yo estoy pololeando". La historieta de caballeros y princesas se desmoronaba. "No importa... no soy celoso", fue lo primero que atiné a decir. Días después suena el teléfono. El sonido real de su voz resonaba en mi sentido auditivo. Tembloroso y transpirando logro entablar una conversación coherente que dió la pauta para un futuro encuentro. Volver a sentir sus labios pasando por mi piel era un buen incentivo para acudir a la cita. "Terminé con mi pololo", fue la frase que quería escuchar, pero que a la vez no quería escuchar. Inmediatamente me sentí obligado a responder y convertirme en su compañia. Como soy un cobarde... obviamente accedí. Fueron semanas bastante agradables, me encantaba su mal humor y lo facil que me era hacerla enojar. Su pesadez me resultaba atractiva, por que de verdad sabía llevarme la contra y discutiamos por montón... claro está que la ira momentanea desaparecia al momento que tocaba su cara y besaba sus labios. Todo iba bien. Lamentablemente nunca he sido un buen pololo, actitud que me ha pasado la cuenta. Pasaron casí 10 días que no supe nada de ella, quedé de llamarla por teléfono, cosa que el diario vivir y la rapidez de la vida moderna relegaron esa promesa al baul de los recuerdos. Nunca la llamé. Tomaba un trago tranquilamente con mis amigos mientras "G" comienza a coquetearme. Me miraba fijamente, cosa que yo también hacía. Los niveles de ebriedad me envalentonaron y me acerque a hablarle. Nunca supe como después la besaba apasionadamente. Llegué a mi casa conforme, puesto que había atinado con una mujer guapa. A "D" se la había tragado la tierra. Lunes por la noche y escucho el ring del teléfono. "A ti", oigo decir a mi mamá. "Alo", contesté. Maldición, era "D". La voz angelical se transformó en la voz de tu juez dictando su sentencia al infierno. Tenía al auricular alejado unos centimetros de mi oreja e igual escuchaba como me increpaba. Había una amiga de "D" en el carrete donde atine con "G", y la muy chismosa fue a tejer, tomar mate, ver telenovelas y a actualizar a "D" de mi affaire con "G". (No sé por qué chucha pongo letras si ni las conocen). Como era de esperar "D" se molestó de mi aventura con "G", pero lo bueno es que tengo cara de perrito atropellado y me perdonó. Después de mi affaire ella actuaba muy cariñosa y amable. Había perdido esa pesadez que tanto me gustaba. Además ya no confiaba en mi, bueno yo tampoco confiaba en ella. Si cagó a su pololo conmigo y yo la cagué a ella con otra, se puede decir que la desconfianza tenía su asidero. Así que cortamos por lo sano y lo dejamos hasta ahí. Casí dos años después me encontré con "D". Estaba felizmente pololeando y mantenía esos senos increibles -No lo puedo negar, siempre me gustaron mucho sus senos-. Tuvimos una conversación muy entretenida, de hecho creo que la conexión mutua salía por nuestros poros y la quimica se mantenía. Quedé de llamarla para juntarnos en algún bar del centro a tomar unas cervezas, conversar y tirar la talla. Como es costumbre... no la llamé. Pero bueno, cada vez que escucho All N my grill de Missy Elliot con Mc Solaar recuerdo mi historia con "D" y también recuerdo el como no recordé llamarla por teléfono.

jueves, 7 de julio de 2005

El día D

Me carga Missy Elliot, esa rapera obesa que tiene la suerte de que Adidas le mande a confeccionar diseños exclusivos. Pero dentro de mis gustos musicales tiene ganado su espacio al interpretar una canción que me recuerda una persona. No sé muy bien por qué mi inconsciente hace esa asociación entre mujer y tema, trato de buscar la conexión pero me es imposible dar con ella. El track se llama All N my grill y aparece en el disco Le flow volumen 2, es interpretado por la señorita Elliot acompañada por el gran Mc francés Mc Solaar ( Si tienes la oportunidad de descargarlo... hazlo, tal vez también te recuerde a alguien). A “D” la conocí hace un par de años un domingo por la tarde. Una resaca increíble acompañaba mi jornada dominical la que torpemente aumente con la gran cantidad de cigarros que fumé ese día. Necesitaba tomar un poco de aire fresco, así que decidí ir a la plaza, ¿a qué?, a fumar un cigarro. Me encuentro con un par de amigos e iniciamos una amena conversación, de pronto llega otro amigo y nos dice: “Cabros... van a venir a carretear unas amigas. ¿Vamos a mi casa?”. El dolor de cabeza y el cuerpo molido no fueron impedimento para terminar de buena forma la semana, así que fui a mi casa a buscar plata y continuamos con la parranda. También aproveché de llevar algunos discos de rap, películas de breakdance con el motivo de amenizar la velada. Ahí fue cuando la vi por primera vez, un abrigo largo que cubría gran parte de su cuerpo, unos jeans que moldeaban su trasero a la perfección, unas coquetas pecas en la cara que adornaban ese espacio entre nariz y ojos, una mirada segura capaz de intimidar al más fiero galán, una sonrisa conmovedora y por último, pero no menos importante, unos senos dignos de una diosa del Olimpo. No prestaba mayor interés en ella, a pesar de que estaba muy atento a cada movimiento hecho mientras conversaba con su amiga, en guardia y escuchando con atención cada carcajada que salía de su boca. Me acerque a prender un cigarro cuando “D” me dice: “A ti yo te conozco”. “¿Sí? ¿Y de adónde?, respondí. “Te he visto en la iglesia”. Tenía razón porque yo iba a buscar a una polola que era monitora de confirmación. “Demás... pero ya no voy mucho porque terminé con mi novia”, afirmé, dejando muy en claro mi actual soltería. Una pequeña sonrisa fue nuestra primera complicidad. Ella me gustó porque sabía beber, me la imaginaba quedándose conmigo esperando la salida del sol, al lado de unos vasos de cualquier trago hablando sobre la inmortalidad de cangrejo o simplemente escuchándola, porque el tono de su voz es lo último que quieres oír antes de dormir. Ese día el copete se hizo escaso, ante lo cual ofrecí mis servicios para ir a abastecernos de más alcohol, pero no era una disposición gratuita tenía su trasfondo tal amabilidad. “¿Acompáñame?”, le dije al oído a “D”. Accedió de inmediato y apenas salimos de mi casa tomó mi brazo, pensé, “ya estoy perdido... me ve como un amigo”. Ante eso aumenté mi ofensiva y desplegué todas las tácticas de seducción que he logrado acumular en mis años. Resultó. Segundos después estábamos uniendo nuestras bocas, haciendo danzar nuestras lenguas, acariciándonos los rostros y guardando en nuestras memorias el momento. Daba unos besos maravillosos. Si existiera algún premio, ella debería por lo menos ser una de las finalistas. La manera de tocar mis labios, la forma como movía su lengua, esos pequeños besos cortos que se repetían mil veces alrededor de mi boca, la intensidad que agregaba cuando tocaba su cara, en fin. Ese ruido magnifico que sentía cerca de mi oreja, su respiración quizás un poco agitada producto de la situación, la forma de rozar su nariz con mi cuello y la vitalidad de su piel cuando tocaba su oreja.

-Continuara-

miércoles, 6 de julio de 2005

Ríe en el litoral

En la película "Alta fidelidad" el protagonista, bueno mejor dicho el personaje que interpreta Jhon Cusack hace una especie de paralelo de sus discos favoritos y las relaciones que ha tenido a lo largo de su vida. Muchas veces recuerdo etapas de mi vida gracias a la banda sonora de ese entonces. Me acuerdo un paseo con mis amigos del barrio al quisco donde la música más recurrente fue Saïan Supa Crew, o sea cada vez que escucho una canción de ese grupo recuerdo todos los momentos vividos en esa aventura. No se puede olvidar esos graciosos momentos, como por ejemplo cuando nuestro amigo "Guagua" cayó en las manos de una gordita bastante fogosa donde el alcohol bajó sus defensas y cedió frente a los encantos de J.Lo (Así le deciamos a la mina). Una imagen de culto fue cuando ya se vió en los brazos de la muchacha y para pasar desapercibido optó por llevarla afuera de la casa, pero lo que no tenía en mente era que eligió el peor lugar, puesto que continuó su romance frente a una ventana que no tenía cortina, por lo tanto yo y mis amigos -con elevados grados de alcohol en el cuerpo- fuimos testigos privilegiados de diversos manoseos entre "Guagua" y "J.Lo". Pero la gota que rebalsó el vaso fue cuando la líbido estaba a su 100% buscaban desesperados una pieza para saciar los placeres de la carne, lamentable su afán por tener intimidad se vió truncado al cerciorarse que todas las piezas ya estaban ocupadas como si fueran un motel a la hora de almuerzo. Ante lo cual decidieron encerrarse en el baño a entregarse el uno al otro. Consultado al día siguiente "Guagua" nos aseguró: "Cabros... no se me paró". Otro hecho que todavía recuerdo fue aquella vez que almorzabamos tranquilamente nuestra dieta diaria, o sea arroz con vienesas- y "Choclo" se mandó una acción digna de película de fraternidad yankee. Como era costumbre comiamos todos juntos, justo ese día "Chipi" se sentó en la orilla de la mesa, mientras disfrutaba su plato de comida, hasta que repentinamente llega "Choclo" y se ubica al lado de él y sin mediación alguna saca su miembro viril, su pene, y lo deja caer a 5 centimetros del plato de "Chipi" quedando este último impavido y estático con un tenedor en la mano y con un pene a 50 milimetros de su comida. Imposible de olvidar es cuando una chiquilla regaló a alguien su sosten, después de unas horas de sexo animal, y aprovechándonos del estado ebrio de "Guagua" lo disfrazamos de mujer y lo vestimos con el brasier donado por la señorita sin nombre. Por último, gracioso fue la vez que unas jóvencitas fueron a carretear a nuestro antro de la perdición y se vieron engatuzadas por los galanes de turno. "Califa" sedujó a una de las muchachas y como es obvio la invitó a pasar un momento agradable a su pieza -que para más remate compartía conmigo- donde según él: "La hice toda cabros". Al día siguiente nos percatamos que la muchacha en cuestión olvidó en nuestra casa su cartera. Nos reunimos todos en torno a la mesa y decidimos escrudiñar aquel bolso femenino para ver si encontrabamos alguna dirección o número de teléfono donde ir a dejar el objeto. No recuerdo quién tuvo la recurrente idea de dejar caer las cosas que se encontraran adentro del bolso frente a todos nuestros ojos. Pero nos llevamos tamaña sorpresa al ver caer y quedar en absolura soledad un tampón femenimo. Las miradas de todos se dirigieron inmediatamente hacía "Califa" y soltamos una carcajada. En conclusión, "Califa" nos mintió porque su affaire se encontraba en medio de su periodo menstrual y no creo que hayá querido pasar por esa macabra experiencia sexual. A lo que "Califa" nos increpó y nos dijo: "¿Cómo qué no?". "Es mentira po´ weon. No nos vengas a engrupir", replicó "Choclo". Al verse acorralado "Califa" se metió la mano en sus partes intimas y se refregó como si las estuviera limpiando, sacó su mano y dijo. "Ya po´... ¿quién quiere oler'". Lo más insolito fue que Choclo dijo: "Yo po´." Y nunca había visto una imagen tan graciosa al ver como "Califa" tenía su mano, con fragancia a testiculos, a 3 centimetros de la nariz de "Choclo", mientras este último decía. "Ya... pero no me toquí, no me toquí".
Quizás no era la idea de lo que quería escribir, pero me acorde y no me pude aguantar la posibilidad de inmortalizar esos momentos.

domingo, 3 de julio de 2005

Gases letales. Parte 2.

Para continuar con la reflexión “peística” de este blog es necesario recordar al mítico “peo que camina”. Es ese viento que no logras aguantar y que decides soltarlo mientras transitas por la ciudad. Por ésta razón también se le conoce como “peo urbano”. Es un olor que compartes con los demás, ya que al lanzar el gas al exterior tú no sientes el aroma, sino más bien el desafortunado transeúnte que sigue tus pasos es el beneficiario de tal placer. Creo que todos se han jalado algún peo ajeno y cuando lo hagas, apura tu caminar y ve la cara del sujeto que se encontraba delante de ti. Si muestra relajación en su rostro, no cabe duda, consumiste su olor. Hay un dicho que dice: “No todo lo malo viene solo” -¿Existirá ese dicho?-, y aunque no lo crean en el tema de los peos la frase cobra más vigencia que nunca. Porque dentro de las categorías se encuentra el “peo con crispis”, que sin objeción alguna es el más asqueroso de todos, más que por su olor por su acompañante. Me explico. Viene precedido de una sensación estomacal indeseable, retorcijones y dolores de la peor calaña. No quieres tirarte el peo, ya que si lo dejas salir puede venir acompañado de su prima lejana, o sea la caca. El aguante se hace cada vez más complicado, pero no quieres ser patético y manchar tu ropa. Hasta que finalmente no aguantas más y dejas que la madre naturaleza haga su trabajo. En un primer momento sientes un relajo, pero inmediatamente imaginas como se encuentra tu ropa interior. En un acto instintivo bajas tus pantalones y observas con repugnancia como tus calzoncillos (calzones en el caso de las señoritas, no se hagan las tontas) albergan un sin fin de pequeñas manchas color café. La pureza y sanidad de tus prendas intimas cambia por la suciedad y hedor de un water de bar de mala muerte. El más claro caso es el inodoro que aparece en la película “La Balada del Pistolera”, aquel pasadizo secreto del bar donde se da inicio al film. También está el “peo inofensivo”, quizás puede venir con un estruendo, pero lo más sano es que carece de olor. Aquí encaja a la perfección el dicho: “Perro que ladra no muerde” –Este sí que existe-. Dicen que los gases letales pueden mimetizarse con el medio ambiente, o sea mientras menos ruido hagan mejor evaluados son por su efectividad de asesino silencioso. Acá el “peo ninja” no participa, porque su esencia es ser sigiloso y no camuflarse en el contexto. Por esto el disimular el ataque y encubrirlo con el sonido ambiente es notable. Una forma de esconder el ruido es taparlo con una fuerte tos, es decir anticipar la salida del peo y ocultar parte de su sonido gracias a un repentino ataque de tos. Cuidado, ya que muchas veces estos repentinos ataque de tos inducen involuntariamente la salida del peo. Tal vez se deba a la fuerza realizada dentro de tu cuerpo. Y por último puedo recordar el “peo social”, ese que compartes con todos tus conocidos, tu sentimiento dadivoso se enaltece ante tal acto de generosidad. El escenario más propicio para la gentileza es dentro de una carpa, cuando estás encerrado con lluvia en un día de campamento y tu ser altruista regala a tus amigos el goce del peo; aunque igualmente se puede dar dentro de un auto en movimiento, también en un día de lluvia donde sea contraproducente abrir las ventanas por peligro a quedar empapado. Bueno... si se me olvido algún peo, hagan el favor de recordármelo en los comentarios de este texto.