domingo, 3 de julio de 2005

Gases letales. Parte 2.

Para continuar con la reflexión “peística” de este blog es necesario recordar al mítico “peo que camina”. Es ese viento que no logras aguantar y que decides soltarlo mientras transitas por la ciudad. Por ésta razón también se le conoce como “peo urbano”. Es un olor que compartes con los demás, ya que al lanzar el gas al exterior tú no sientes el aroma, sino más bien el desafortunado transeúnte que sigue tus pasos es el beneficiario de tal placer. Creo que todos se han jalado algún peo ajeno y cuando lo hagas, apura tu caminar y ve la cara del sujeto que se encontraba delante de ti. Si muestra relajación en su rostro, no cabe duda, consumiste su olor. Hay un dicho que dice: “No todo lo malo viene solo” -¿Existirá ese dicho?-, y aunque no lo crean en el tema de los peos la frase cobra más vigencia que nunca. Porque dentro de las categorías se encuentra el “peo con crispis”, que sin objeción alguna es el más asqueroso de todos, más que por su olor por su acompañante. Me explico. Viene precedido de una sensación estomacal indeseable, retorcijones y dolores de la peor calaña. No quieres tirarte el peo, ya que si lo dejas salir puede venir acompañado de su prima lejana, o sea la caca. El aguante se hace cada vez más complicado, pero no quieres ser patético y manchar tu ropa. Hasta que finalmente no aguantas más y dejas que la madre naturaleza haga su trabajo. En un primer momento sientes un relajo, pero inmediatamente imaginas como se encuentra tu ropa interior. En un acto instintivo bajas tus pantalones y observas con repugnancia como tus calzoncillos (calzones en el caso de las señoritas, no se hagan las tontas) albergan un sin fin de pequeñas manchas color café. La pureza y sanidad de tus prendas intimas cambia por la suciedad y hedor de un water de bar de mala muerte. El más claro caso es el inodoro que aparece en la película “La Balada del Pistolera”, aquel pasadizo secreto del bar donde se da inicio al film. También está el “peo inofensivo”, quizás puede venir con un estruendo, pero lo más sano es que carece de olor. Aquí encaja a la perfección el dicho: “Perro que ladra no muerde” –Este sí que existe-. Dicen que los gases letales pueden mimetizarse con el medio ambiente, o sea mientras menos ruido hagan mejor evaluados son por su efectividad de asesino silencioso. Acá el “peo ninja” no participa, porque su esencia es ser sigiloso y no camuflarse en el contexto. Por esto el disimular el ataque y encubrirlo con el sonido ambiente es notable. Una forma de esconder el ruido es taparlo con una fuerte tos, es decir anticipar la salida del peo y ocultar parte de su sonido gracias a un repentino ataque de tos. Cuidado, ya que muchas veces estos repentinos ataque de tos inducen involuntariamente la salida del peo. Tal vez se deba a la fuerza realizada dentro de tu cuerpo. Y por último puedo recordar el “peo social”, ese que compartes con todos tus conocidos, tu sentimiento dadivoso se enaltece ante tal acto de generosidad. El escenario más propicio para la gentileza es dentro de una carpa, cuando estás encerrado con lluvia en un día de campamento y tu ser altruista regala a tus amigos el goce del peo; aunque igualmente se puede dar dentro de un auto en movimiento, también en un día de lluvia donde sea contraproducente abrir las ventanas por peligro a quedar empapado. Bueno... si se me olvido algún peo, hagan el favor de recordármelo en los comentarios de este texto.

2 comentarios:

Carlos Miroslav dijo...

Otro peo interesante es el "peo de ascensor". Este se puede clasificar en 2 tipos. El primero se da en esas situaciones cuando el ascensor está totalmente lleno, y el individuo no se puede aguantar. Intenta tirarlo pa'dentro, pero el protagonista, a.k.a. "el peo", clama las mágicas palabras de "abrete sesamo" , de tal forma que su salida (y entrada al mundo) pase lo más desapercibida posible. Como el peo es mas liviano que el aire, comienza a subir y como efecto, algunas personas pueden sufrir un desmayo. Advertencia, este tipo de peos pueden ser peligrosos, dada la escaza cantidad de aire en un ascensor.
El segundo es el típico, cuando vas en el ascensor totalmente sólo y te das el gusto. Dejas que salga como venga, como un caminante comun y corriente, y si tienes suerte, con orquesta incluida. A veces tienes la carga suficiente para improvisar algun ritmo. Te ries solo. Se abre la puerta del ascensor, y tu sales como si nada. Otra persona había pedido el ascensor, y sube en el piso 1, con destino al piso 8, sin siquiera sospechar lo que le espera. Tu sigues tu día.

Anónimo dijo...

Hables ingles? Mi llamo Alli. Estoy en USA. Donde estas?