lunes, 6 de julio de 2009

Tatufla

Muchos te conocieron como Juan de Dios Durán Miranda, yo aún recuerdo que La Mami te decía “El Viejo”. Pero para todos los que estamos acá fuiste “El Tata”. Ayer 30 de junio decidiste dejarnos. Sin embargo, lo que en verdad nos dejaste fue un gran legado. Un gran legado llamado familia. Junto a La Mami, lograste criar y educar a cinco hombres y a tres mujeres que fueron capaces de formar sus propias familias. Y en cada una de ellas el apellido Durán revivía con más fuerza.

Para nosotros fuiste padre, abuelo, suegro y hasta bisabuelo. Y ahora tres generaciones se reúnen para despedirte. Pero como dice el lugar común no es un hasta siempre, sino que más bien un hasta luego. Ya que es más que seguro que seguirás viviendo en cada uno de nuestros corazones y tus canciones continuarán sonando con la misma intensidad de siempre.

Podría revivir miles de anécdotas que tuve junto a ti. Pero invito a mi papá, a mi mamá, a mis tíos y tías, y a todos mis primos a escarbar en lo más profundo de su disco duro y rememorar el mejor de los recuerdos y atesorarlo junto a su corazón.

No obstante, es imposible de olvidar esas historias que nos contabas a todos. Los grandes goles del Ballet Azul, ese centrodelantero llamado Horacio Villavicencio que se perdió por ser bueno para el trago o tus aventuras con Segundo Retamales allá en el campo. En fin, historias y anécdotas que quizás solo vivían en tu mente, pero que, para todos los que las escuchamos eran tan verdaderas como la vida misma.

Hoy no venimos a despedirte. Sino que más bien te acompañamos en tu re-encuentro con La Mami. Ella te espera con los brazos abiertos para que por fin puedan descansar y caminar tomados de la mano junto a nosotros. Porque no hay duda de que jamás los olvidaremos.