lunes, 13 de febrero de 2006

Patiperreando

En un par de horas más tomo mi mochila y emprendo viaje. Argentina y Brasil son los destinos. ¿Dónde llegaré?. No lo sé. ¿Con quién carretearé?. Tampoco lo sé. Me subiré solitariamente a un bus y mi primera parada será Mendoza. De ahí sigo mi rumbo hacia Buenos Aires. Viajo solo.
Ojalá que después de este viaje. Tenga mucho más material para esta ventana virtual.

domingo, 5 de febrero de 2006

Mucha tele

Son las 01:45 del día lunes y todavía me duele la cabeza. Supongo que no es un buen síntoma de mi apacible vida, sino que muy por el contrario hace presagiar el resultado de alcoholes varios acompañados de diferentes tipos de humo. El único consuelo es más bien un mal alivio. Ya que el continuo dolor de cabeza que he experimentado durante toda mi jornada dominical se lo atribuyo a otro tipo de exposición. Mucha luz. Se podría pensar que estuve todo el día bajo el incesante sol que azotó a la ciudad, que mi cráneo sufrió los avatares del astro luminoso que atacó sin compasión mi cuerpo. Pero no fue así. Puesto que descansé las 24 horas –más bien 18 porque llegué a dormir recién a las 06:00- cómodamente en mi lecho familiar. Desperté tipo 13:30 con un calor de los mil demonios que interrumpió mi angelical sueño, así que atiné a abrir mi ventana y ventilar de inmediato la pieza que olía a cantina del viejo oeste. Con los ojos semi-abiertos saludo a mi mamá que me pregunta amablemente: “¿Abrió la ventana de su pieza?. Es que entré por la mañana y tenía olor a licor”. “Sí mamí”, respondí somnámbulamente. “Dame desayuno por fa. Estoy cagado de hambre”, le dije a mi mamá. “Espérate un poco y almuerzas si ya van a ser las 14:00”, respondió –realmente me dijo las “2”, pero escribo 14:00 de puro maniático-. “Ouch. Golpe bajo”, pensé. Así tomé la sección deportes del periódico y leí que el partido Chelsea versus Liverpool ya se estaba jugando. Fuck. Me había perdido un poco más de media hora. Pero para mi suerte futbolística apenas enciendo el televisor se inaugura el marcador. “Centro de Lampard, cabecea Therry, la pelota queda boteando, se mete Gallaz y Goooooooooooooooooooooooooooooooooooooool del Chelsea”, grita efusivamente el relator de Fox Sports. “Uu la media cuea vi justo el gol”, murmuré todavía algo dormido. Terminaron los 90 minutos del cotejo inglés y fui a la cocina para apurar el almuerzo. Fuck. Todavía no. Teníamos que esperar a mi papá que andaba en el Cajón del Maipo dando una vuelta en bicicleta con mi tío. Yo llegué a las 06:00 y él salió a las 07:00. No soy astilla de ese palo. Haciéndola shorty como diría una cuica amiga, almorcé y después me pegué a la Tv para ver el partido Barcelona versus Atlético Madrid. Terminado el encuentro español vine y me senté en el computador durante una hora. Me paré y me acordé que jugaba River Plate versus Newel´s Old Boys –soy hincha de Boca Juniors, pero fútbol es fútbol-.Vi el primer tiempo del partido argentino y cambié de canal para ver al equipo de mis amores. Jugaba Colo-Colo versus Huachipato. Prendí un cigarro y llené un vaso con agua soda para ver brillar la camiseta alba. Mi mala fortuna y el pésimo desempeño de los jugadores me hicieron presenciar una derrota de mi club. Da lo mismo, ya que un partido no cambia mi pasión. De ahí tomé té y me puse nuevamente a ver “Sin City” lo que dieron las 23:00. Me metí a msn para coordinar una sesión de cervezas con un amigo y de ahí me puse a ver “Sex and the City”. Lo que quiero decir es que el dolor de mi cabeza quizás se haya debido a la ingesta de alcohol y humo por doquier. Pero podría haber desaparecido si mis ojos se hubieran despegado algún momento de pantallas y monitores. En conclusión estuve todo el puto día expuesto a las luces electrónicas. Y todavía lo estoy.