martes, 12 de julio de 2005

Pacatos y Tercermundistas

En el programa “El Termómetro” había cuatro personas debatiendo sobre la venida a Chile del grupo de Death Metal Deicide. Banda que no es de mis gustos musicales. La cosa es que había un músico, Dennis Malebran de Saiko; un escritor de libros relacionados con sectas satánicas; un diputado derechista y un chascón con pinta de metalero. El cuarteto “representante” de la sociedad chilena entregaban sus diversos puntos de vistas sobre el tema en cuestión. Como es sabido Deicide goza de una estética netamente satánica, con claras alusiones a un encanto diabólico. Letras que sugieren una clara oposición a la religión del padre de Jesús. También salió a la palestra el caso de Rodrigo Orias, el muchacho chascón que asesinó al padre Faustino Gazziero en plena catedral de Santiago. Este joven es fanático del grupo y muchos afirmaron que fue influido por las letras de la banda para cometer el homicidio. Desconociendo totalmente su carácter de enfermo esquizofrénico, por ende portador de trastornos mentales. O sea, la música de Deicide incentivó a Orias a matar. Un razonamiento estúpido por no decirlo menos. Era como cuando los yankees idiotas culpabilizaron a Marilyn Manson por la masacre ocurrida en la Columbine. Puede que las letras de muchos grupos rocen con mensajes diabólicos, pero tienen que entender que son una metáfora, que hay que saber leer entre líneas y no idiotizarse inmediatamente con las palabras que escapan de la mente de los cantantes. No puedo creer que existan agrupaciones que quieren prohibir la entrada al país al grupo. ¿Eso es libertad?. Obviamente tienen su derecho a reclamar y todo, pero no pueden dirigir los comportamientos de los demás seres humanos que vivimos dentro de la frontera. Me molesta en demasía la actitud paternal de ciertos círculos religiosos y el todavía afán evangelizador extinto. No jodan por favor. Sus biblias, sus santos, sus iglesias, sus rituales, sus sacerdotes, sus feligreses, me molestan. No me rijo por sus condiciones. Si fuera fans de Deicide me gustaría estar en su concierto, yo no los digo que acudan a sus tontas misas, no les prohíbo que paguen sus incomprensibles mandas, no les ordeno que dejen de rezar. Con respecto al caso de Deicide y su fijación satánica tengo una sola opinión. Cristianismo y Satanismo la misma estupidez en diferentes caras de la moneda. Y como leí en el nick de un amigo: “Sé que nunca creí en ti, pero si en verdad estás en el cielo... Ayúdame Superman!”

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