jueves, 22 de junio de 2006

Capítulo 1: El debut

Después de cerca de nueve meses de espera, casi un parto, Manfinfleros vuelve a disputar un partido oficial. Es la inauguración de la Copa del Rey, la instancia en que sus integrantes dejarán el todo por el todo para sacarse la rabia y la imagen del equipo perdedor.

Durante todo este tiempo, el equipo se ha ido afiatando. Decenas de amistosos han dado origen a un núcleo de 11 futbolistas que se presenta para afrontar el desafío. En el arco, ya no está Jorge González, quien luego de un paso por Funcionarios dejó las canchas por compromisos profesionales. Su puesto lo ocupa Sebastián Rivas, quien se ha consolidado a pesar de sus ripios técnicos como el "1" de La Otra Pasión.

La defensa, eterno problema de Manfinfleros, está cubierta por el perro guardián, el Rottweiler del área, Gino Stock. A él lo ayudará Daniel Fernández y la vuelta al equipo de Sebastián "Chama" González para cumplir labores de lateral con proyección.

El espíritu del equipo está resguardado por Rodrigo "Rojinegro" Retamal y Pablo "Estrella" Lonza, quienes pondrán huevos desde el puesto que les toque cubrir. Además, otro comodín, Óscar Lazcano, será el "sietepulmones" del equipo, oxigenando a sus compañeros que lo necesiten.



En la delantera radica la gran esperanza. Diego Durán, quien sorprendiera a propios y extraños en el anterior torneo con su extraordinaria performance, rechazó ofertas de los clubes más prestigiosos de Periodismo para quedarse con Manfinfleros. La mística y el afán de sacar del pozo al equipo pesó en su decisión. Lo acompañarán en esa tarea Alfredo Jacques, que será enlace mediocampista, y Pedro Arraztio, hombre difícil de aguantar para los defensas por sus movimientos y su presencia.

Cierra el grupo otro regreso: Javier Verdejo, quien el 2005 no había disputado ningún partido, se reincorpora a la escuadra manfinfláctica. Los once hombres no sólo quieren dejar una buena imagen. Hay hambre, deseos de ganar, ganas de demostrar lo que se viene rumoreando en los pasillos del edificio: Manfinfleros ya no es más el más malo entre los malos. Ahora es un equipo. Y hay que respetarlo.

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El partido inicial es contra el cuadro de los Mechones de Periodismo. Hay nerviosismo entre las huestes. Enfrentar a gente de Primero es siempre un misterio, pues no se sabe cómo van a jugar. El camarín hierve. La gradería recibe a menos de una decena de fanáticos. Entre ellos, Jorge González y Andrés Rojas, ex miembros del equipo; Cristián Gaona, un imperdible en estos lances; Nadia López, Paulina Andrade y Myriam Aravena, que son fieles seguidoras de la campaña desde tiempos remotos, al igual que Carolina Araya y María José Carreño.

La expectativa crece. El equipo que saltará a la cancha es Rivas; Fernández y González; Arraztio y Durán. El árbitro es un viejo conocido: el baluarte de Real Ebriedad, Gonzalo "Gonzalitro" Bravo.

Pitazo inicial. La temporada comienza y Manfinfleros se va con todo.

Primeros minutos. Durán por uno, por dos, por tres... Antes de que los mechones y la barra pudieran salir de su asombro, Manfinflácticos se encuentra con una cómoda ventaja de cuatro goles por cero y con el partido dominado. Nadie da crédito a lo que ocurre. El "patito feo" comienza a vislumbrarse como un cisne de temer.

Avanza el partido. A finales del primer tiempo, el dominio es claro: 6 a 2. La rotación de jugadores ha sido efectiva. Además de los goles de Diego, la solvencia de Javier y Gino en la defensa destaca como punto positivo en un equipo dado a cometer muchos errores de salida. El único ausente en la banca es Pablo Lonza. Mientras tanto, Rodrigo Retamal pide su ingreso.

Rojinegro entra a luchar cada pelota. Sus compañeros lo alientan. Valoran su esfuerzo. De pronto, un balón pica en el área de los Mechones. Rodrigo se acomoda, dispara... ¡y es gol, golazo! La barra estalla en alegría. El árbitro indica el final del primer tiempo. Y el marcador es para no creerlo: Manfinfleros 7, Mechones 2.

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Comienza el segundo tiempo. Manfinfleros encaja un gol en contra de entrada, pero no acusa el golpe. Ahora el objetivo es claro: lograr una diferencia de diez goles para quedar punteros. Esto sería un hecho inédito en la historia del club.

El partido avanza. Las rotaciones se mantienen con éxito. Verdejo, además de su gran defensa, anota dos goles en su cuenta personal. González se muestra amo y señor de la banda. El equipo juega a piaccere. Pero le falta la guinda para la torta.

Faltan dos minutos y el resultado es 13 a 4. Un balón avanza por la derecha para Arraztio. Es la chance de borrar todos los fantamas. La galería grita: "Pedro, danos la punta". El delantero apunta. Le pega con el alma. La pelota obedece y se va al fondo del arco. 14 a 4. ¡Manfinflácticos, el más malo entre los malos, es puntero del torneo!

El árbitro pita el final del encuentro. El marcador no se movió más. Diego Durán, con sus siete goles, queda como Pichichi del torneo. Los compañeros se abrazan, festejan. Hoy Manfinflácticos goleó y gustó, jugó como un equipo. Es solamente el primer paso de muchos que habrá que dar. Aún el torneo es largo, y nada está definido. Pero el corazón, la garra y el empuje de los once guerreros que defienden la camiseta de La Otra Pasión garantiza que dejarán todo en la cancha para poner bien en alto el nombre de su querida institución, la que ayer era la más mala de todas y hoy asoma su vista al frente para competir, de igual a igual, contra todos quienes se pongan al frente.

Por Rivas

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