martes, 21 de junio de 2005

Al otro lado II

Las señoras muertas de frio, ¿muertas?, todavía se encontraban en la sala donde estaba el ataud. Esas mismas señoras tan arrugadas que si tenían el infortunio de ver surgir otra arruga en su cara quedarían ciegas. El frio -un tema recurrente en mi- ya comenzaba a hacer estragos, las viejas somnolientas pedian café, té o algún consome de pollo. Yo por mi parte continuaba afuera de la casa, en un grupo en el cual a veces había un silencio ensordecedor, y rogabas porque alguien dijera cualquier palabra light. Encendía mi cuarto cigarro en menos de 1 hora, record ya que me encontraba si copete, claro que yo era la excepción porque a mi lado habian sujetos emanando olor a alcohol. Con apelativos tan graciosos como Cochiguas o Pirinola. Este último era bastante gracioso, lo comprobe cuando se acercó al grupo y comenzó a rayar la papa. Estaba cagado de la risa, pero lamentablemente la tenía que contener mordiendo mi bufanda. Miraba como llegaba y llegaba gente a dar el pésame, también aprovechaba para ver si había alguna chiquilla por ahí. Siempre está la posibilidad de pinchar, de hecho una vez conocí a una señorita en el velorio y posterior entierro de un tio hace un par de años. A pesar del frio y la hora todavía corrían juguetonamente los niños que afortudamente no captan el nivel de tristeza de dicha situación. Es más, un pendejo me hizo reirme mucho cuando pasó por el lado mio y me dijo: "Uuuuuuu... están bonitas esas flores", mientras me mostraba una corona fúnebre. Salí de la casa a botar humo del quinto cigarro que me prestaba a consumir, cuando percibo que mi papá me secunda en mi decisión. Nos paramos afuera de la casa para poder hablar más fuerte y comentar algo que nos haya llamado la atención del velorio. De repente vemos que nos viene a buscar nuestro amigo deudo y nos dice: "Pasen. ¿Qué se están cagando de frio acá?. Vamos a tomarnos un café o un consome de pollo". Mi papá replica: "Espera un poco que este weon se fume el cigarro". Pero su voz no sólo la escuchó nuestro amigo, porque al instante se acerca uno de los viejos curahuillas diciendo: "Vayan para adentro no más. Yo me quedo con el cigarrito". El viejo me cagó con el cigarro.

-Continuara. Es que mañana tengo una prueba ultra brigida.-

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