domingo, 6 de enero de 2008

Boicot a JM

Gonzalo León desde su tribuna en La Nación Domingo, refiriéndose al fallecimiento de Julio Martínez, anotó: "Las palabras de Julito -hijo de JM- me hacen recordar la muerte de otro grande, al menos para mí, el escritor Scott Fitzgerald. Cuando falleció, Glenway Wescott escribió: 'El miedo a la muerte es una profecía que siempre se realiza'".

Y se murió. Es una pena. Pero una pena pasajera. El abandono terrenal de uno de los relatores y comentaristas deportivos más importantes de la historia de nuestro país fue tema nacional. Todos quisieron sentirse conmovidos y tristes por la muerte de Julio Martínez. Políticos, ex deportistas, periodista de la nueva y vieja guardia, hinchas de fútbol, instituciones de la más diversa índole, la señora que lo vio una vez en la calle, el joven que leyó alguna vez su columna en el diario La Segunda, hasta Marlen Olivari. Todos querían llorar la partida de JM.

Yo fui periodista deportivo. Quizás mi condición de "ex" me obligaba a ir a ver al Darth Vader sin máscara en su ataúd. Es que fueron todos. De hecho, pensé en ir, pero estos días hizo un calor infernal que no me motivó a salir de mi casa. Para que quiero más calor, si en el infierno tendré todo el que desee a mi disposición. Así que no fui. Obviamente me dio un poco de pena, pero cuando cambié de canal la tristeza desapareció.

En cambio muchos festinaron y se subieron al carro de la muerte con Cabezita de Huevo. Vi una gran cantidad de fotolog's con la foto de Julio Martínez, leyendas que rezaban: "R.I.P. -¡en inglés po' weón!-, Se nos fue un grande, Chile pierde a una de sus mejores personas, Te recordaremos por siempre JM, etc.". Me pregunto: ¿Habrán conocido a Julio Martínez?. ¿Habrán leído sus columnas en los diarios?. ¿Lo habrán escuchado en la radio?. Con toda seguridad digo que No.
Es más, creo que muchos jóvenes que lloraron de pena ni siquiera sabían de él. Y en los comentarios televisivos elegían la lengua viperina de Eduardo Bonvallet al tranquilo comentario de JM. Cada vez que aparecía en Canal 13, yo me quedaba viendo a Martínez. Y no porque fuera fanático de su figura, sino más bien para gozar de la pasividad con hacía su análisis deportivo. Me imaginaba a los productores de Canal 13 haciendo el típico corte de manos en el cuello para que Julito apurara su labor. Sufrían con la lentitud de Cabeza de Rodilla en sus comentarios. Mientras veía a JM yo reía con lo anterior.

Ahora Julio Martínez se transformó en un héroe. Todo tiene que llevar su apelativo. Al instante le cambiaron el nombre a la calle que pasar por en frente del Estadio Santa Laura. El eficaz alcalde de Independencia hizo los trámites en menos de 48 horas -vaya que rapidez del edil-, ahora el presidente de Unión Española le quiere poner Julio Martínez al mítico recinto deportivo perteneciente al club hispano. Estoy de acuerdo. JM hubiera dado la vida por los colores rojos de su tan querida camiseta de Unión. Se lo merece.

Pero ahora salió la presidenta del país con la información de que enviará un proyecto para que el Estadio Nacional también se llame Julio Martínez. Ahí si que no. Al reducto de Ñuñoa no me lo toca nadie. Un estadio que carga mucha historia no debe llamarse como Martínez. Estoy en completo desacuerdo. Ya que el Nacional además de cuentos deportivos, lleva consigo torturas, desapariciones, recitales, navidades y un sin fin de cosas más. No quiero que ese estadio se llame Julio Martínez. Todos se están aprovechando de la empatía que el difunto periodista -que no era de academia, pero si de práctica-, transmitía al país. Hago un llamado a boicotear la decisión de llamar Julio Martínez al Estadio Nacional, una campaña que de a conocer el rechazo de tan populista medida, el enojo ciudadano a que nos toquen la mole que albergó, paradójicamente por un arquitecto nazi, el mundial de 1962. Eso si que no.

¿Qué pasará cuando se muera Don Francisco?. Estoy seguro que nos dejaremos de llamar Chile para convertirnos en el país Don Francis. No seríamos chilenos y nos convertiríamos en franciscanos. Nuestro himno nacional sería el Pachi-Pachi y la leyenda del escudo patrio "por la razón o la fuerza" sería "Que venga la modelo". Además Sábado Gigantes se transmitiría todos los días y se llamaría "Semana Gigante". Y es más que seguro que Viví Kreutzberger sería presidenta del país.

No me cambien el Estadio Nacional por Julio Martínez. Ya que cuando me muera se llamará Diego Durán. He dicho.

1 comentario:

Anónimo dijo...

AMEN!