jueves, 2 de noviembre de 2006

Ahora con ticket

Me faltaría plantar un árbol, tener un hijo, escribir un libro y ver unos cuantos grupos más. Lo bueno que día a día la lista se acorta más. Un momento que esperé desde el minuto en que el guardia no se apiadó y me dejó afuera. Vi como la gente ingresaba feliz por las puertas del entonces Teatro Caupolican, mientras mordía la rabia por devolverme a casa. Pero 11 años después están de vuelta.

Al grupo lo conocí como la primera y más famosa banda rap de color blanco. Algo insólito para una música que provenía principalmente de la cultura afro-americana. Pero ellos son hijos de Nueva York y tuvieron la oportunidad de nutrirse de las raíces de los 5 barrios de la gran manzana. Incluso, se lo retribuyeron cuando publicaron To the 5 Boroughs.

Tuvieron su época de coqueteo con el hardcore, lo que sin duda, los ayudó en la interpretación de baterías, guitarras y bajos. Cosa que siempre se agradece. Música que no fue hecha por mero capricho, ya que se reconoce sutileza y dedicación en los sonidos más pesados de la banda.

Posteriormente se sumergieron de lleno en las profundas aguas del rap. Y de que forma lo hicieron. Discos como Licensed to Ill, Check your head, Ill comunication facilmente clasificarían en los registros sonoros más exquisitos de la historia.

Con toda esa información en mi cabeza acudí ansioso al Teatro Caupolican. Corría 1995 y yo tenía púberes 13 años. Pretendía pasar por el cabro chico simpático para ingresar sin ticket al concierto. Pero la mano dictatorial de un guardia frenó la ilusión de ver en vivo a uno de los grupos que marcarían mi formación musical. Supliqué que me dejaran entrar gratis al show, hasta que el rotundo NO de los guardias me hizo vacilar. Llegué a inventar que venía del sur para ver el concierto y que se me había perdido la entrada. Ni eso pudo doblar la mano de los tipos de la puerta.

Cabizbajo y con una pena tremenda me devolvía a casa. Sin embargo, logré despegar un afiche que promocionaba su venida. Posters que se mantuvo por años en una pared de mi pieza hasta que el tiempo lo terminó por desgastar. Había quedado con esa bala pasada. Creí perder la única oportunidad de verlos en vivo. Suspiraba tranquilo cuando editaban nuevos disco, puesto que eso significaba que no pensaban disolverse. De todas formas, el bicho de la separación se mantenía rondando en mi cabeza.


Hasta que supe de la noticia. Escuché que visitarían Buenos Aires en el marco del BUE 2006. Inmediatamente las posibilidades de que pisaran nuevamente territorio chileno se transformaban en realidad. Días después ya era un hecho. Eran número fijo en la edición 2006 del SUE.

Mi labor como periodista quizás me llevaría a conocerlos en vivo y eso acrecentaba más mi ansiedad e ilusión. Pero ni siquiera credenciales pude obtener. Luché hasta el último momento para hacerme de una acreditación que asegurará mi presencia en el concierto. No se pudo. Ni ahí. Si había que pagar, se pagaba. Días atrás desembolsé dinero para recibir en mis manos el ticket que me instalaría en el show. Una entrada que guardo con recelo. Daba lo mismo si no pagaba por ir a un concierto desde hace 4 años, cualquier dinero sería mínimo para tal acontecimiento.

Y el sábado se cumple el sueño. Los 11 años de espera llegan a su fin. Por fin tendré el privilegio de ver en vivo y en directo a Beastie Boys. Mike D, MCA, Adrock y Mix Master Mike darán lo mejor de si mismos para satisfacer al público chileno. Ojalá que este año los guardias sean piadosos y no dejen afuera a ningún niño con ganas de ver buena música.

1 comentario:

Anónimo dijo...

:( tengo una lagrima a punto de caer...